A implementar la reforma y fortalecer a los reguladores. El estudio de la OCDE y la ASEA.
Alfredo Orellano Moyao / Pulso energético
La reforma energética significa un cambio estructural de muy profundas dimensiones. En lo más sustancial, la Constitución abrogó un esquema gubernativo y monopólico en el que la propiedad de los hidrocarburos y todas las actividades productivas e industriales ?incluso las actividades de comercialización y expendio de los hidrocarburos? estaban reservadas al gobierno y sus empresas. Cambiaron también las leyes que aplican tanto a empresas como a los consumidores.
Producto de estos cambios, arrancó una era de mercado, de libre acceso a las transacciones y actividades relacionadas con el petróleo, el gas y sus derivados, bajo un nuevo modelo regulatorio de permisos y estándares operativos. En esta nueva realidad energética, también se modificó el hábitat en el que se desempeñaban los órganos reguladores ?quienes son los encargados de la implementación de la reforma? y surgieron tres tipos de reguladores que llevan a cabo la tarea de implementar la reforma:
(leer el artículo completo aquí )