Improductividad laboral en el sector eléctrico

01 / MAR / 2008
Ediciones

En este fragmento del libro “La reforma cautiva” (CIDAC) se compara la eficiencia laboral
de las empresas estatales mexicanas con la de algunas compañías eléctricas europeas.

CÉsar HernÁndez*

Los elevados salarios, las prestaciones y las pensiones de los trabajadores del sector eléctrico representan un enorme costo, aunque no constituyen el principal problema laboral del sector. El problema laboral central debe buscarse en la baja productividad laboral de la industria, así como en los mecanismos que la ocasionan y la perpetúan.

La productividad laboral de la industria eléctrica paraestatal mexicana es uno de los indicadores fundamentales de su situación actual. La evolución de dicha productividad es uno de los principales indicios de su futuro. En ambas cuentas, el sector paraestatal presenta datos preocupantes. Así, el problema se explica sobradamente cuando revisamos las múltiples disposiciones de los contratos colectivos de Luz y Fuerza del Centro (LFC) y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), mismos que obstaculizan los esfuerzos por elevar la productividad de dichas empresas.

BAJA EFICIENCIA

La productividad laboral nos indica el rendimiento, es decir, el uso y aprovechamiento que obtiene una empresa del esfuerzo conjunto de sus trabajadores. La productividad se traduce directamente en competitividad dentro del mercado. Las empresas que alcanzan un alto grado de productividad ocupan una posición mejor que la de sus competidores.

Improductividad laboral en el sector eléctrico

Debido a los altos salarios y prestaciones de los trabajadores electricistas mexicanos, podríamos suponer una alta productividad laboral. Sin embargo, la productividad laboral mexicana en el sector eléctrico paraestatal mexicano es notablemente baja. Un comparativo internacional realizado por el Centro de Investigación para el Desarrollo, A. C. (CIDAC), con datos para el año 2006, nos muestra que la productividad de la CFE y de la LFC es reducida cuando se compara con la de empresas europeas.

En la gráfica se muestra que la mayor empresa eléctrica de Francia (EDF, SA), es dos veces más productiva que la CFE desde el punto de vista de producción eléctrica vs. número de trabajadores; la paraestatal dominante de Francia (EDF, SA) y las citadas de Italia (ENEL), Alemania (EnBW) y el Reino Unido (Scottish & SE) son una y media veces más productivas. La CFE es -con mucho- la más eficiente de las paraestatales eléctricas mexicanas. Una vez que se suman los trabajadores y la generación de LFC, la productividad paraestatal mexicana se hunde todavía más (a una tercera parte de la productividad de su contraparte francesa EDF). La baja productividad laboral del sector eléctrico mexicano se vería todavía más desfavorecida si la comparáramos con empresas eléctricas que ya han incursionado en el negocio del gas. Por ejemplo la alemana EnBW más que duplica su productividad laboral cuando se añade la energía producida pro su negocio del gas con la misma plantilla laboral (de 5.58 GWh por trabajador a 10.15 GWh por trabajador, en 2004). La diversificación del negocio eléctrico y los cambios en su entorno regulatorio hacen difícil hacer comparaciones, pero está claro que incluso cuando se compara a las paraestatales mexicanas en empresas dominantes o importantes de países que tienen sindicatos fuertes (como Francia, Italia o España), la productividad del sector eléctrico mexicano (incluso la de la CFE) no sobresale.

Tomando como referencia los datos de otros países, podríamos pensar que incluso una empresa como la CFE podría producir y vender la misma electricidad con una fracción de los trabajadores que actualmente ocupa. Ciertamente, existen otros factores que hacen difícil comparar la productividad de empresas eléctricas de varios países (por ejemplo, las tecnologías de generación utilizadas). Sin embargo, incluso considerando las tecnologías más eficientes y modernas, existe evidencia de que la CFE contrata hoy en día un número excesivo de trabajadores para operar la misma planta generadora que una empresa privada. Cintia Angulo, directora gene-ral para México de EDF, señaló al respecto: “En México ... cada una de nuestras centrales opera con cerca de treinta empleados ... Una central de las mismas características operada por la CFE-SUTERM emplea más del doble del personal”.

Un estudioso del sector, Fernando Butler, resume el problema de la productividad laboral (y lo ubica al interior de las empresas) en el área de distribución. Al respecto afirma que “la CFE tiene un grave problema de productividad en el segmento de distribución, producto no sólo del elevado número de trabajadores y de la normatividad establecida por los contratos laborales, sino de la falta de equipo moderno para (que) los trabajadores realicen sus labores.

El exceso de personal en el caso de LFC es mucho más grave que el de la CFE. De acuerdo con el exSecretario de Energía Jesús Reyes-Heroles G.G. LFC “podría operar con la tercera parte del personal con que lo hace ahora”. Lo que hemos visto nos indica que ambas paraestatales podrían operar con una fracción de sus actuales trabajadores, una parte quizá incluso menor a la estimada por Reyes-Heroles.

CIFRAS NEGATIVAS

La producción eléctrica mexicana ha crecido significativamente en la última década, aunque tal crecimiento no se ha manifestado en una trayectoria continuamente ascendente ni en la productividad de las paraestatales, ni en la de la CFE, ni en el integrado por la CFE y LFC. La conclusión es más que elocuente: a partir de 2003, cada trabajador del servicio eléctrico paraestatal mexicano comenzó a producir significativamente más que antes, pero las ganancias han sido decrecientes año con año y tuvieron una caída significativa en 2005. La revolución en la productividad internacional de la industria eléctrica llegó hasta el año 2002 al sector paraestatal mexicano y ha mostrado estar debilitándose y ser inconstante.

Improductividad laboral en el sector eléctrico

Por otra parte, si comparamos la tendencia de la productividad del sector eléctrico mexicano con la de los salarios reales de sus trabajadores en los últimos siete años, encontramos que, salvo por dos años -2003 y 2004-, el crecimiento de la productividad se mantiene consistentemente por debajo de los aumentos en los salarios reales de los trabajadores del sector. Así, el aumento promedio anual en los salarios reales de los electricistas en los últimos siete años es de 6%, mientras que el incremento promedio anual en la productividad laboral de la CFE es de sólo 2% en el mismo periodo. Dicho con otras palabras, el Estado mexicano le paga cada vez más a los trabajadores, más aún de lo que justifica su productividad. Las cifras más preocupantes las encontramos en los años 2001, 2002 y 2005, cuando el Estado mexicano otorgó a los trabajadores del sector aumentos salariales significativos en términos reales a cambio de productividad negativa.

*Investigador del Centro de Investigación para el Desarrollo, A. C. (CIDAC) y coordinador de la Red Mexicana de Competencia y Regulación.